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LA ESTRATEGIA DE KEIKO

Por Máximo Kinast

Miércoles, 8 de abril de 2009

Keiko es la hija de Alberto Fujimori Fujimori, ciudadano peruano, alias, ‘El Chino’, condenado ayer en primera instancia a 25 años de cárcel por crímenes contra la Humanidad, conocido también con el nombre de Kenya Fujimori, ciudadano japonés intitulado como ‘el último samurai’.

Keiko obtuvo la primera mayoría personal en las últimas elecciones parlamentarias, con medio millón de votos. No presentó un programa político. Simplemente heredó a los partidarios de su padre. Triunfó en la mente de las jovencitas de escasos recursos casándose con un norteamericano y encandiló a los jóvenes bailando salsa en las concentraciones. Una buena combinación, que le reportó un holgado triunfo y que le permite aspirar a ser la primera mujer Presidenta del Perú.

Ayer mostró dos rostros. Tuvo espacio en todos los canales nacionales de televisión, que la trataron con la suavidad y el respeto que merece una parlamentaria y también la hija de un condenado a la pena máxima que permite la ley. Estuvo dulce, serena, firme, aunque con un dejo de timidez y una nube o aureola de tristeza. Impresionante.

La otra imagen -mucho menos difundida- es la que mostró a sus furibundos partidarios a la salida del tribunal, minutos después de escuchar la sentencia que condenaba a su padre. Irreconocible. Una expresión de odio. Gritos y amenazas. Lenguaje vulgar. Todo a gusto de la masa. El rostro desencajado cuadraba mejor con la definición que de ella hiciera su propia madre en una entrevista: “Keiko es el Diablo”, dijo su madre en esa ocasión. Ayer la vimos en su papel diabólico de agitadora.

Pero su habilidad para representar el papel de Satanás no sólo se revela ante sus partidarios. También se le nota en sus discursos melosos ante la televisión. Nos recuerda a Bush y su política del Terror, orientada a que unas cuantas empresas lucraran con la guerra y con el miedo, a costa de llevarnos a la crisis mundial que estamos viviendo.

La estrategia de Keiko es simple… como la de Bush. Basada en los principios básicos de la publicidad nazi, creada por Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler: mentir, mentir y mentir, que mintiendo mucho parece que fuera verdad.

Es así como empieza por declarar a su padre el mejor presidente que haya tenido el Perú. Olvida mencionar el enriquecimiento ilícito con cargo a las arcas fiscales y los asesinatos probados en juicio. Hay en el Perú bastantes personas que consideran que sacó al país de la crisis económica, aplicando recetas neoliberales del FMI, sin considerar que esas recetas son la causa principal de la actual crisis mundial.

Declara que la sentencia es INJUSTA. Ha sido el juicio público más transparente (totalmente televisado) posiblemente de toda la Historia de la Humanidad. Los abogados –defensores y acuadores- han reconocido públicamente y en varias ocasiones la integridad, honestidad e imparcialidad de los jueces. Pero Keiko dice –y la televisión reproduce- que la sentencia ha sido injusta, una venganza… (miente, que algo queda).

¿Por qué la televisión peruana le da espacio? Porque dicen que crece el rating.

Sigamos con la estrategia de Keiko. Declara ante las cámaras que la sentencia favorece a los terroristas, concretamente a Sendero Luminoso. Pronostica que el terrorismo volverá, que ya está creciendo. Llama terroristas a todos los defensores de los derechos Humanos y a las ONGs que defienden estos derechos las califica de organizaciones terroristas encubiertas. Lo dice con una voz dulce, muy modosita, pero lo dice.

No aclara la realidad. En el Perú hay narcoterroristas. Terrorismo político, tipo Sendero Luminoso o MRTA no hay. Dicen que hay un grupúsculo de Sendero en la selva, pero la realidad es que hay hambre y cualquier manifestación, en especial si es contra el Gobierno, es tildada por la prensa como actos de terrorismo. Existen bandas armadas de narcotraficantes que practican el terrorismo en sus zonas para mantener su impunidad.

Hay una ley que autoriza a la Policía a disparar a matar contra los manifestantes –sean pacíficos o agresivos- para disolver las protestas. No hay terror, pero hay cierto temor  a las detenciones arbitrarias de opositores, que pueden pasar meses o años sin juicio, pero presos por militar en organizaciones de izquierda. Los casos son bastante numerosos y hay muchos documentados, pero no son suficientes para hablar de Terrorismo de Estado, como el que hubo en el Chile de Pinochet o en el Perú de Fujimori.

Obviamente, a pesar de las palabras de Keiko, APRODEH, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos o Amnistía Internacional no son organizaciones terroristas ni cuentan con infiltrados de Sendero Luminoso, entre otras razones, porque todos se conocen desde hace muchos años en la lucha por un mundo mejor.

Su estrategia es buena, en el sentido de que consigue lo que quiere. Una sola frase de ella y necesito cuatro o cinco párrafos para aclararla.

En resumen, en el Perú hay terror a volver a la época del terrorismo. Hay cierta confusión en la percepción del gobierno de Fujimori. Hay mucha gente que cree que hizo bien al acabar de cualquier manera con el terrorismo. No consideran que cambió una forma de terror por otra y que corrompió al Poder Legislativo y al Judicial. Fujimori corrompió a la prensa y creó una cultura y un culto a la corrupción que todavía hace daño al país y le impide acabar con la pobreza, la ignorancia y el hambre.

Entonces Keiko dispara su estrategia a niveles ofensivos, lindando con el agravio al Tribunal y declara que la sentencia no se dictó contra el ciudadano Fujimori, sino contra todo su Gobierno y contra las instituciones del Estado, contra las Fuerzas Armadas y contra el Poder Judicial… Todo con una voz dulce, muy suave y melosa…

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